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Sugerencias lectoras para gentes inquietas

La montaña más bella del mundo

por Blog Sinololeonolocreo el 2020-05-28T00:00:00+02:00 | 0 Comentarios

Portada del libro    Alexander von Humboldt : El anhelo por lo desconocido / Maren Meinhardt

Comentario de Susana Corullón

 

 

Alexander Von Humboldt, según su biógrafa Maren Meinhardt, poseía una inclinación hacia lo indefinido, lo inacabado y lo abierto, que marcó el devenir de su vida. Ese leitmotiv se hace presente en su dudosa orientación sexual y el rechazo a llevar una vida de familia convencional, o en la atracción por lo lejano, pero también explicaría otras conductas, como darse la vuelta antes de coronar el Chimborazo, o no llegar a terminar jamás la obra magna del relato de sus viajes: “Lo aparentemente inalcanzable ejerce una misteriosa atracción
Algo de contradictorio había en una personalidad fascinada por el análisis científico de la realidad, pero que no por ello dejaba de creer en un principio común que gobernara toda la naturaleza: “Vacilando entre teorías basadas en la excitabilidad y aquellas basadas en la química, siempre he intuido que tiene que haber algo mejor y mayor, algo hacia lo que todo esto se puede remontar”
Una mezcla curiosa entre ilustración y Romanticismo: de un lado, el rigor matemático y minucioso, que le llevó, en su Prusia natal, a conseguir sacar el mayor rendimiento a las explotaciones mineras, y de otro, el abandono de un futuro prometedor en la Administración, para conocer otras tierras, otra fauna y otras gentes. 
Más de la mitad del libro se dedica a narrar las dificultades y frustraciones de Humboldt antes de emprender su viaje. El azar, tras una serie de proyectos fallidos, llevó a Humboldt y a su compañero el biólogo Bonpland hasta Barcelona, y luego a Madrid, donde contactó con el círculo de Mariano Luis de Urquijo, Secretario de Estado de Carlos IV. Si bien, los territorios españoles de las Indias eran inaccesibles para los no españoles, la influencia de Urquijo le abrió a Humboldt la posibilidad de visitar como particular las colonias españolas. También en América se encontró Humboldt con entusiastas naturalistas, aficionados a veces, otras de reconocido prestigio, como José Celestino Mutis en Bogotá. La expedición de Humboldt fue muy bien acogida, tanto en España como en América, a pesar de ser él un protestante prusiano. Humboldt es bastante crítico con la administración colonial, pero la repercusión de su expedición nos muestra el interés científico de los ilustrados iberoamericanos.
Ya desde la primera etapa de su viaje, en Tenerife, Humboldt se muestra fascinado por la exuberante vegetación de los trópicos, que le lleva a exclamar, al internarse por Venezuela hacia la cuenca del Orinoco: “Todo es de tamaño gigante, las montañas, los ríos y las masas de vegetación [...] es como si el terreno estuviera tan sobrecargado de plantas que no existe espacio suficiente para que crezcan”.  
La naturaleza americana por una parte le hace recordar lo visto en Europa, pero por otro lado, él es consciente de las maravillosas diferencias. La búsqueda de semejanzas con lo ya conocido la extiende Humboldt a la Botánica, la Geología y también al estudio de los grupos humanos: “Del mismo modo en que ciertas familias de plantas presentan la huella de su tipología específica incluso en distintos climas y en las altitudes más diferentes, también los mitos cosmológicos de los pueblos de todos los lugares tienen las mismas características”
A medida que descendían por el Apure hacia el Orinoco, la naturaleza parecía continuar intacta: jaguares, tapires, casuarios.. se acercaban a beber hasta la orilla. Pero el espíritu científico de Humboldt trascendía la visión paradisíaca. El mito de la Edad de Oro sucumbe ante la evidencia de que el comportamiento animal responde a un riguroso equilibrio. Ya la proximidad de cocodrilos, jaguares y mosquitos, era suficiente para poner matices a la idea del paraíso en la tierra. “La naturaleza parece más imponente cuanto más misteriosa es” y la ciencia viene a desmontar creencias, muchas veces al servicio del poder.

La autora nos anima a desprendernos de la imagen heroica de Humboldt, que sobre él se ha forjado desde el principio, para acercarnos a su realidad personal, a veces contradictoria y ambigua, en perfecta correlación con la época que vivió: el científico ilustrado que a la postre, consideraba más importante contemplar la majestuosa presencia de la montaña, que coronar la cima: 
Cotopaxi, la montaña más hermosa del mundo, y Antisana, como el espectro de un enorme edificio transpuesto en el cielo”

Volcán Cotopaxi

 

 

Volcán Cotopaxi. Fotografía descargada de Needpix.com Autor: PatoSan (pixabay.com)

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