“¿Quién me ha robado el mes de abril?
¿Cómo pudo sucederme a mí?”

La crisis de la COVID-19 y el consabido confinamiento ha supuesto grandes cambios para muchos de nosotros, algunos de carácter social, y otros, los más profundos, personal.

Una de las cosas que más me gusta creer que consigo es encontrar algún aspecto positivo ante cualquier situación negativa (o al menos no regodearme ante la adversidad) y junto a la posibilidad de teletrabajar y de poder pasar más tiempo íntimo junto a los míos, el confinamiento me ha traído el lujo de poder volver a la lectura.

Sí, lo confieso. Desde hace mas de 4 años no había vuelto a leer un libro “para adultos” (cosas del frenético ritmo de trabajo de los últimos años, a cualquiera que se lo cuente…) exceptuando, eso sí, las continuas lecturas compartidas con los herederos, y que me ha llevado por otro lado a grandes relecturas juveniles (llámese El Hobbit o la Historia Interminable).

No han sido muchos, solo un puñado títulos (por el momento), pero los he disfrutado con increíble alegría, certificando una vez más, que los placeres sencillos son a veces los mas necesarios, los que menos cuidamos y los que más desapercibidos pasan. 
Ojalá lo consiga mantener más allá de los próximos meses.

Uno de los elegidos ha sido La Loba Negra, de Juan Gómez-Jurado, autor de éxito cuyas novelas han sido publicadas a más de cuarenta países, y que continúa con este título la saga (que seguro lo será) de Antonia Scott iniciada con la Reina Roja.

Conocía al autor de otra de sus facetas, como partícipe de los maravillosos podcast de Todopoderosos (que no lea, no significa que no esté al día, oiga), donde comparte tertulias sesudas y divertidas a partes iguales para amantes del cine con Javier Cansado, Rodrigo Cortés y Arturo González-Campos.

[Equipo de Todopoderosos / Fundación telefónica] 

Junto a Todoperosos, también dedica el tiempo libre a otros podcast como Los Seriotes de AXN y Aquí hay Dragones, y que me he prometido descubrir en la próxima sesión de plancha o cocina (momentos ideales para este formato en mi vida de locura y desenfreno…).

Es difícil hablar de cualquiera de estos dos títulos sin enemistarse eternamente con su autor, y yo, que soy precavido (en la vida nunca se sabe…), no seré quien asome la patita a la fina línea del spoiler, que para eso nos lo pide, con porfavor incluído (bajo peligro de excomunión), el autor al final de los mismos.
“No hables a nadie del final, ni me hagas comentarios en redes sociales acerca del final. Si escribes una reseña en una librería online o en Goodreads […], no comentes nada, ni siquiera bajo la etiqueta SPOILER […]”

¿Qué puedo contaros que os anime a su lectura?
Baste con decir que los dos protagonistas de este thriller son una pareja formada por el ser humano más inteligente del planeta y un enorme (no, no está gordo) policía de Bilbao, harrijasoketa y marica, ríete tú de los Bevilacqua-Chamorro o Caldas-Estévez, casi nada.
Súmale un ritmo frenético, una atmosfera cinematográfica, dos personajes que enamoran, unos diálogos directos y una retahíla de fragmentos de letras de Sabina y Pancho Varona incrustados a lo largo de 500 páginas que vuelan, y tenemos una obra que engancha, divierte y se disfruta por igual. 

En esta segunda entrega nuestra insólita pareja se verá envuelta en una maraña de asesinatos y ajuste de cuentas de la mafia rusa marbellí, enfrentándose a una temible enemiga… la Loba Negra (hasta aquí puedo leer…).

La Loba Negra no me llevará a reflexionar sobre el sentido de la vida, ni me aportará conocimiento sobre algún episodio de la historia, y tampoco ampliará mi mermada cultura literaria (aunque de todo se aprende), pero la Loba Negra ha contribuido a mi vuelta a la lectura, y estos cambios, los personales, son los más profundos.
Ojalá lo consiga mantener más allá de los próximos meses.

Óliver Martín Martín
Twitter: @Oliver_UCM

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