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Biblioguía del Grado en Economía

Recomendaciones generales

Hablar en público

Es importante transmitir con elocuencia y seguridad los contenidos del trabajo académico para que el tribunal perciba al estudiante como una persona válida, inteligente y preparada. Ello se consigue mediante un uso correcto del lenguaje tanto desde el punto de vista gramatical como léxico (lenguaje preciso) y el uso de un vocabulario amplio. Así mismo, es importante que el discurso sea dinámico y ameno para mantener la atención y la buena voluntad del tribunal.

Todo ello no se consigue de manera improvisada, sino que lleva una intensa preparación previa: hay que dedicarle mucho tiempo a estudiar el contenido a fondo; hay que ensayar … muchas veces y grabarse para detectar las molestas muletillas,   posibles repeticiones… y también prepararse física y emocionalmente. El ejercicio físico aportará  beneficios  no sólo en el cerebro, sino que también te ayudará a conseguir un estado emocional positivo. 

En efecto, en la etapa de preparación es importante atraer pensamientos positivos mediante técnicas de visualización (¡imaginate triunfando en la exposición!), de respiración para conseguir estado de tranquilidad…

Finalmente cuando llegue el momento de exponer es importante tener la sensación de disfrutar para que la audiencia perciba tu entusiasmo. Recuerda: la emoción que sientes, la percibe quien te está escuchando...

Recomendaciones para una buena exposición

  • Saluda al comienzo. Preséntate: la exposición oral de tu trabajo  es un acto formal y debes seguir las convenciones y normas.
  • “Menos es más”: el cerebro asimila el 20% de lo que escucha y necesita tiempo, por lo tanto habla pausado, vocalizando.
  • Dota de agilidad a tu exposición: un discurso será ágil si mantiene la tensión y la atención del tribunal. A ello ayuda el uso de frases cortas, fáciles de pronunciar y entonar, sin caer en un lenguaje telegráfico, que daría impresión de poco dominio del tema o inseguridad. Algunas herramientas que contribuyen  a conseguir agilidad son: el cambio de tono, los silencios, quiebros y cambios en la velocidad… 
  • Adecuate al lugar (las dimensiones condicionarán el volumen de la voz), al tiempo (ajustarse al tiempo, sin apresurarse ni dejarse nada), a tus características como orador (es importante conocer sus puntos fuertes y débiles… Y ENSAYAR mucho). 
  • Expón con corrección: se refiere tanto a la corrección gramatical y lingüística (hablar con precisión semántica, morfológica y sintáctica), como al propio discurso (educación, respeto al tribunal y al público).
  • Usa términos, expresiones y palabras que comprendas: no trates de impresionar con terminología innecesaria.
  • Responde a las preguntas de manera precisa
  • Flexibilidad: Aunque el discurso esté preparado de antemano, al exponerlo hay que tener un grado de flexibilidad y eso se consigue con el dominio del tema. 
  • Se honesto: debes esforzarse por transmitir un discurso veraz, sin interpretaciones falsas, sin tratar de manipular, evitando discursos sesgados y tendenciosos. La mejor estrategia es la honestidad.
  • Finaliza con unas buenas conclusiones. Puedes añadir una cita, una reflexión...  para finalizar "con garra".

Recomendaciones sobre el lenguaje no verbal

Para que el tribunal perciba lo mejor posible nuestro mensaje ten en cuenta los siguientes consejos:

  • Establece contacto visual con el tribunal, con calma y con tranquilidad, y si hay auditorio pasea la mirada también por él.
  • Capta la atención del público: se ameno, mantén el ritmo durante toda la presentación
  • Cuida la postura: al inicio postura neutra (brazos relajados a lo largo del cuerpo).  Es importante que transmitas placidez, tranquilidad, control (moverse con tranquilidad por el espacio concedido, sin tensión ni nervios). 
  • Los gestos y las manos: deben acompañar siempre los contenidos. Deben encajar con precisión con nuestros argumentos para dar sensación de congruencia.
  • Expresión facial: Combinación de cara seria y amable, acompañando con nuestro rostro el sentido del discurso.
  • Las manos deben evitar gestos agresivos o demasiado agudos. En cualquier caso deben moverse de forma congruente con el discurso.
  • La mirada es importante: el contacto visual es un arma para atraer la atención. 
  • Utiliza los silencios: es un arma muy poderosa para la elocuencia.

Enemigos tradicionales de la exposición oral

  • El micrófono: Si es imprescindible, es importante hablar hacia él todo el tiempo buscando mantener la naturalidad, y si es de mano, utilizad la otra para acompañar con gestos el discurso.
  • La pronunciación: el mensaje debe ser claro y fácilmente comprensible, de ahí la importancia de vocalizar y pronunciar con claridad. El mensaje es lo importante, el envoltorio es la pronunciación y ésta debe ser elegante sin perder naturalidad.
  • Velocidad y pausas: aunque es normal sentir nervios y éste puede llevar a hablar más rápido, es importante retomar el control. Habla despacio, con precisión y con aplomo. Haz pausas tanto para respirar como para enfatizar.
  • Nervios: hace que hables más rápido, vocalices menos y que no produzcas la suficiente saliva para permitirte hablar con fluidez. Truco: beber agua antes de empezar a hablar y disponer cerca de una botella de agua. Evitará el efecto “boca seca” y ayudará a tranquilizarte.
  • Objetos en las manos: lo ideal es que la presentación se haga sin nada en las manos (sin papeles), pero se puede llevar un pequeño guión (en una página) con el contenido básico. Si se lleva un bolígrafo (innecesario para exponer…) debe usarse como una simple prolongación de su mano. En general llevar algo en las manos puede distraer al auditorio, porque puede focalizar la atención en el objeto y que se pierda el hilo del discurso.